martes, 20 de septiembre de 2022

¿Cuál fue el primer sonoro de nuestro municipio?


Como sabe todo buen aficionado al 7ª Arte, el cine sonoro debuta oficialmente con El cantor de jazz en octubre de 1927. La cinta de Alan Crosland ha pasado a la historia como el primer largometraje hablado comercializado, aunque es obvio que le precedieron otros trabajos a nivel experimental. La transición del cine mudo al sonoro fue lenta y dificultosa, tanto a nivel técnico como a nivel de aceptación social y artística (es bien sabida la reticencia del gran Charles Chaplin a esta modalidad, que detestaba). Además, durante estos años inmediatos al nacimiento del sonoro abundaron las llamadas cintas «híbridas», que combinaban escenas habladas con otras que mostraban los típicos rótulos del cine mudo.

A nuestro país, las películas habladas comienzan a llegar muy tímidamente a partir de 1929, siendo la primera sonora rodada en España El misterio de la puerta del Sol (Fº Elías Riquelme, 1930), si bien más recientemente se descubrió el cortometraje estadounidense From Far Seville, protagonizado por Concha Piquer en 1923 y que parece ser la primera cinta cinematográfica hablada en español.

Pero ¿cuál fue el primer cine sonoro de nuestro municipio? Rastreando las antiguas ediciones del periódico Las Provincias leemos que el Romeu ya estrenó Cuatro de infantería (Georg Wilhelm Pabst, 1930) un 13 de diciembre de 1930. Sin embargo, en una edición de marzo del siguiente año, el mismo periódico nos informa de que «[…] en este cine se va a instalar el sonoro». ¿Es incorrecta la primera noticia? ¿O se trata quizá de una proyección puntual con equipo alquilado? Con más certeza, y a principios del mismo mes de marzo del 31, Las Provincias adelanta que el Cine Sagunto será pronto sonoro y, efectivamente, en breve nos confirman que el día 18 se ha proyectado El Arca de Noé (Michael Curiz, 1928) con gran asistencia de público.

Sabemos, por otro lado, que el Cine Olimpia, en el Puerto, se construyó directamente como sonoro a mediados del mismo año, 1931, y es de suponer que el Cendoya, inaugurado casi a la vez, ya lo fuera, así como posiblemente el Victoria tras su reforma sobre esas fechas. A partir de entonces, parece lógico que todos los cines posteriores de la localidad dispusieran ya de sistema de sonido para sus proyecciones.